2 abr 2008

Volviendo

Así es, incluso aquellos que no merecemos vacaciones nos damos el lujo de tomárnoslas, simplemente para aparentar ser como los demás, quizá crean que esto demuestra un poco de superficialidad y deseos de aceptación sociales, pero es todo lo contrario, sin embargo no me tomaré el tiempo de explicar nada.
Supongo que la mejor época para obtener lectores era en estas fechas feriadas, pero ya ni modos, desaproveché una valiosa oportunidad para saltar al mundo de la fama. Por el momento, este blog se quedará en las tinieblas, escondido en los historiales de los pocos valientes que se han atrevido a entrar y esperando ser descubierto por algún millonario que quiera darme dinero sin ningún motivo aparente... seguré soñando.
En fin, quería aprovechar la oportunidad para explicarles en dónde estuve todo este tiempo. Muchos trataron de ponerse en contacto conmigo durante algún tiempo, sólo para encontrar mi casa vacía, mi teléfono apagado y mi ícono de Messenger desconectado. Déjenme decirles que nunca hubieran podido encontrarme, ni que quisieran.
Lo que sucedió fue que justo al inicio de las vacaciones (o justo antes de que intentaran contactarme, lo que quieran), se me apareció una quimera extraterrestre marina y me transportó al pasado (100 años en el pasado, para ser exactos). Sonará ridículo, pero en el fondo saben que no lo es. Entonces se preguntarán, ¿Cómo es que lograste regresar al presente?, la respuesta es simple: No lo hice, ahora tengo 100 años más. He logrado conservarme bastante bien porque como muchos cereales, poca harina y no hago ejercicio.
Eso fue todo, espero haber aclarado sus dudas. Recuerden que, como siempre, no se vale quejarse.



Gato
El Gato de Felipe

Antes de que se quieran pasar de listos, no, Felipe no es un gato, es el dueño. ¿Quién es Felipe?, no lo sé, no conozco a ningún Felipe... me imagino que hubiera sido mejor pensar en algún conocido que sí tenga gato y dibujarlo, pero eso no hubiera sido divertido; además, de haber hecho eso, jamás se hubieran puesto a pensar en este dilema tan profundo.
En fin, la importancia no radica en Felipe (olvídemonos de él por un momento), sino en el gato. Miren a ese enorme gato gordo, seguramente pensarán que ya no puede correr ni hacer esas gracias que los felinos hacen con tanta elegancia, pero se equivocan, este gato es bastante ágil. Además miren cómo sonríe, un gato incapacitado por la obesidad no estaría tan feliz.
Por cierto, ya sé que hay una jaula de pájaro vacía ahi arriba, pero no se preocupen, el gato no hizo nada, lo que pasa es que se llevaron al pájaro al veterinario porque se sentía mal... ¿y porqué no se lo llevaron con todo y jaula?, ese es uno de los grandes misterios del mundo.
Bueno, ya terminé... pueden seguir pensando en Felipe si quieren.

2 comentarios:

jerónimo dijo...

a mí no me engañas, el gato se comió al pájaro... que también es de Felipe.

Pablo Prats dijo...

Ese gato para quedar así tuvo que comer algo enorme... a lo mejor a Felipe