9 ene 2008

Anécdota

Hola chicos y chicas, de nuevo haciendo una entrada forzada. Yey.
Me parece apropiado contarles lo que me pasó el otro día que paseaba por la ciudad... si no te interesa, francamente no me importa, lo vas a leer aunque no quieras, porque... LEER ES LO MÁXIMO.
Bueno, comenzaré.

Era un día un poco raro, no sé cómo ni porqué, pero hacía frío (en Mérida eso es algo muy inusual), y las calles estaban infestadas de densa neblina... Dado que éstas condiciones climáticas no son frecuentes aqui, decidí aprovecharlas y salir a dar un paseo.. a pie, como hombre.
Caminaba por las calles de la ciudad, que estaba muy tranquila porque era muy temprano... los tímidos rayos de sol a penas penetraban la niebla, el rocío de la mañana se podía apreciar en los árboles y se alcanzaba a oler la cochinita pibil recién preparada en los puestos de tacos y tortas callejeros.
Sólo caminé hacia la nada, porque no podía ver muy bien hacia dónde iba... al principio pensaba en cosas triviales, como quién podría vivir en las casas que pasaba, o si Felipe Calderón tenía Facebook... pero conforme daba más pasos y me sumergía en esa blancura tan espesa, mis pensamientos se fueron tornando más y más profundos.
Cuestioné mi existencia, mi origen, mi futuro. Medité un poco acerca de esos miedos internos que no nos dejan crecer como personas, traté de que mi corazón, cuerpo, mente y alma finalmente hicieran las paces... pero, como todo ser humano, no lo logré.
En medio de todo esto, encontré en la calle un pedazo de papel... algún niño sucio y descuidado había dejado caer una de sus hojas a la calle... ya que soy un ciudadano ejemplar, la levanté. Me dí cuenta de que tenía algo escrito... "Ve al centro". Como yo no soy nadie para decirle que no a una hoja de papel misteriosa, me fui directo al centro.
Caminé hasta ahi, todo seguía tranquilo y silencioso.
Cuando llegué a la Plaza Grande, me encontré con algo que no creí ver en ese momento ni en ese lugar, es decir, me tomó por sorpresa. Ni en mis más locos sueños hubiera podido imaginarme lo que me deparaba en el centro... un tricératops.
Me miró con sus grandes ojos negros... se le notaba la furia en la mirada. Entonces comenzó a mugir, aullar, gemir o cualquiera que sea el sonido que esas cosas hagan y corrió hacia mi, listo para embestirme.
Aqui es en donde hago una aclaración, yo soy un hombre valiente, entonces decidí huir.
Corrí como jamás había corrido por las angostas calles del centro, mientras me perseguía el malévolo dinosaurio, listo para hacerme pedazos...
Mientras corría, me preguntaba qué tenía esa bestia en mi contra... ¿Será que no le gustó mi cara?, ¿Se sintió amenazado por mi presencia?, ¿Era esto un castigo por los profundos pensamientos que había tenido antes de encontrar esa hoja?. ¿Era un dinosauro entrenado por Walter Mercado con el simple propósito de matarme?, ¿Valía la pena hacerme éstas preguntas?...
En ese momento ví un letrero que decía "Alto", entonces me detuve. El dinosaurio me alcanzaba rápidamente (de hecho, no sé cómo había estado haciendo para correr más rápido que él..).
Mientras el monstruo venía, se me ocurrió una idea... ya que no podía seguir, porque el letrero decía "Alto", y tampoco podía regresar, porque sería víctima de los cuernos del tricératops.. decidí saltar. Cerré los ojos y salté lo más alto que pude.... y justo a tiempo, porque aterricé en la espalda del dinosaurio, ahora yo era su jinete.
Desde ese día, mi tricératops mágico y yo recorremos la ciudad todos los días, ayudando a la gente con sus trámites en las oficinas de gobierno. Fin.

Espero que les haya gustado. No se vale quejarse.

Éste es un dibujo que salió de mi subconciente en una clase aburrida...

2 comentarios:

Juan Carlos dijo...

buena por el dinosaurio salvador de la burocrácia
jajaj

jerónimo dijo...

mentiroso. los dinosaurios se extinguieron hace como mil años, no puedes engañar a alguien tan culturoso como yo... me ayudas con mi declaración sat?